La importancia de tener sensores de calidad del aire en espacios cerrados

La falta de ventilación adecuada en espacios cerrados puede llevar a una serie de problemas de salud y bienestar. Cuando el aire no circula correctamente, se acumulan contaminantes y alérgenos en el ambiente, lo que puede resultar en síntomas como dolores de cabeza, fatiga, alergias y problemas respiratorios. Por ejemplo, estar expuestos a altos niveles de CO₂ puede influir negativamente en la capacidad de aprendizaje y en la agilidad mental, afectando en la productividad y realización de tareas, tanto laborales como cotidianas. Además, una mala calidad del aire en espacios cerrados puede aumentar el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas, como hemos visto con la pandemia de COVID-19.

Ciertamente, la pandemia, ha puesto de manifiesto las numerosas consecuencias de no controlar la calidad del aire en espacios cerrados. Las investigaciones científicas han confirmado que no solo son perjudiciales las partículas de mayor tamaño, que se expulsan al toser o hablar a corta distancia. Lo que es aún más problemático son los diminutos aerosoles liberados con nuestra exhalación, que pueden ser transportados por el aire, llevando consigo virus y distribuyéndolos en lugares como oficinas, transporte público, restaurantes y otros entornos cerrados.

Es fundamental tener en cuenta que la mayoría de nosotros pasamos más del 70% de nuestra vida respirando el aire que se encuentra en el interior de edificios, el cual suele tener una calidad hasta 5 veces inferior a la del exterior. De ahí la importancia de cuidar la calidad del aire que respiramos en entornos cerrados.

Ventilar correctamente es esencial para mantener un ambiente interior saludable. La ventilación implica el intercambio de aire interior con aire exterior fresco, lo que diluye los contaminantes y mejora la calidad del aire. Al ventilar:

• Eliminamos los contaminantes y los expulsamos al aire libre.
• Reducimos las sustancias nocivas en el interior.
• Controlamos la humedad evitando la formación de moho y la proliferación de ácaros perjudiciales para la salud.
• Mejoramos el bienestar al sentir el espacio más fresco y limpio.
• Regulamos la temperatura interior.
• Mejoramos la eficiencia energética reduciendo la necesidad de calefacción o refrigeración excesiva.
  

Para completar esta ventilación, podemos contar con sensores de calidad del aire. Veamos detenidamente en qué consisten.

Un sensor de calidad del aire es una herramienta fundamental en la búsqueda de un ambiente interior saludable. Estos dispositivos avanzados miden y monitorean una serie de parámetros para garantizar que la calidad del aire se mantenga dentro de niveles saludables. Estos detectores nos revelan que los niveles de ventilación, los niveles radón o la calidad del aire de nuestra casa o negocio cumplen con las recomendaciones sanitarias en todo momento.

De esta manera, el sistema puede llevar a cabo la ventilación adecuada en situaciones de mala renovación de aire debido a niveles elevados de CO₂, aerosoles o radón.
Para entender su relevancia, cada año, en España se estima que alrededor de 1.500 muertes pueden atribuirse directamente a la exposición al radón. Se trata de un compuesto radiactivo que supera los niveles recomendados por las Directivas Europeas.

Al igual que en el caso de los aerosoles y la transmisión de enfermedades por vía aérea, la única forma de mitigar su impacto es garantizando una ventilación adecuada en los espacios.

Tener detectores de calidad del aire y ventilar correctamente son pasos cruciales para garantizar un ambiente interior saludable y seguro. Al tomar medidas proactivas para monitorear y mejorar la calidad del aire, estamos dando un paso importante hacia un futuro más saludable y sostenible.

Para ayudarte a controlar la calidad del aire de tu hogar o negocio, el gran equipo multidisciplinario de SUEZ ha diseñado la plataforma digital AirSentinel. Esta herramienta integral ofrece información en tiempo real sobre la calidad del aire, los niveles de radón y las necesidades de ventilación para garantizar la seguridad en un espacio cerrado.

AirSentinel opera de manera sencilla: Los sensores de CO₂, instalados en una habitación, transmiten datos de concentración a nuestra plataforma digital cada 20 segundos. Utilizando la variación de la concentración, ecuaciones de balance de masas y el tamaño del espacio, la plataforma calcula la cantidad exacta de aire fresco que entra por minuto.
Además de esto, AirSentinel emplea algoritmos avanzados para determinar, por ejemplo, el tiempo máximo recomendado para que una persona permanezca en un lugar o la capacidad máxima de ocupación. También ofrece información valiosa sobre la capacidad productiva y la eficiencia energética. Es bien conocido que altos niveles de CO₂ pueden disminuir la capacidad de aprendizaje y la agilidad mental, incluso afectar la realización de tareas laborales y actividades básicas. AirSentinel utiliza algoritmos desarrollados por la Universidad de Harvard para calcular estos valores.

El sistema tiene la flexibilidad de incorporar otros detectores, como los de aerosoles o radón, para mejorar aún más la seguridad en hogares, espacios públicos y oficinas. Esta capacidad le permite ventilar eficazmente en situaciones de mala calidad del aire, ya sea debido a niveles elevados de CO₂, aerosoles o radón.

Como ves, cuidar la calidad del aire en espacios cerrados es crucial para mantener la salud, la seguridad y el bienestar de las personas, así como para promover la sostenibilidad ambiental. La ventilación adecuada, el monitoreo de la calidad del aire y la adopción de tecnologías avanzadas, como los sensores que miden la calidad del aire, son herramientas esenciales en este esfuerzo.

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